El encarecimiento de la vivienda en Europa, especialmente en España, ha obligado a miles de jóvenes Erasmus a cambiar de rumbo. La elección del destino ya no depende solo del prestigio académico o el ambiente cultural, sino de si podrán costear un techo donde vivir.
El impacto del precio de la vivienda en la experiencia Erasmus
El acceso a una vivienda digna y económicamente viable se ha convertido en uno de los principales desafíos para los estudiantes que participan en el programa Erasmus+. Aunque esta iniciativa europea fue diseñada para fomentar la movilidad y el intercambio académico entre países, la realidad del mercado inmobiliario en numerosas ciudades del continente está limitando sus beneficios.
En muchas capitales y grandes urbes, el precio de una habitación en un piso compartido puede superar ampliamente los 500 euros mensuales. Esta cifra es significativamente superior a la media de las ayudas mensuales que reciben los estudiantes Erasmus, que ronda los 449 euros. El resultado es evidente: el presupuesto no alcanza, y los jóvenes deben tomar decisiones difíciles para poder seguir adelante con su experiencia internacional.
Una generación que reorganiza sus prioridades
Hasta hace algunos años, los estudiantes que se postulaban al programa Erasmus soñaban con vivir en ciudades emblemáticas como París, Berlín o Ámsterdam. Sin embargo, el contexto económico actual ha obligado a replantear esos sueños. Hoy, la pregunta no es “¿dónde me gustaría estudiar?”, sino “¿dónde puedo permitirme vivir?”.
Según un informe reciente de Spotahome, una reconocida plataforma de alquiler de viviendas, el 58% de los jóvenes Erasmus reconoce que elimina de su lista aquellas ciudades donde el coste de vida es elevado. El precio del alquiler se ha posicionado como el principal motivo de descarte, incluso por encima de factores como la calidad del alojamiento o su disponibilidad.

¿Qué buscan hoy los estudiantes Erasmus?
La mayoría de los participantes del programa busca un equilibrio entre tres aspectos fundamentales: asequibilidad, vida social y calidad de la vivienda. Un 64% indica que el precio del alquiler es su mayor preocupación, mientras que otro 43% admite que el ambiente nocturno y las posibilidades de ocio son claves al momento de elegir destino.
La mejora del idioma, que solía ser una motivación esencial en la experiencia Erasmus, ha perdido peso: solo el 12% de los encuestados la considera una prioridad. Esta tendencia marca un cambio claro en los intereses de la nueva generación de estudiantes internacionales, más pragmática y consciente de sus limitaciones financieras.
Opciones de alojamiento: una elección condicionada
A la hora de decidir dónde vivir, las residencias universitarias siguen siendo la opción más común. Alrededor del 53% de los estudiantes las elige por su precio relativamente accesible y por la seguridad que ofrecen. Sin embargo, el acceso a estas plazas está lejos de estar garantizado: en muchas ciudades, la oferta es limitada y no cubre la alta demanda.

Los pisos compartidos representan el segundo recurso más utilizado, aunque sus precios también han aumentado. Y los apartamentos individuales, por cuestiones presupuestarias, se convierten en un lujo que solo una minoría puede asumir. Esta escasez ha provocado un alza constante en los precios, a lo que se suma un fenómeno preocupante: el aumento de estafas y fraudes en alquileres dirigidos a estudiantes extranjeros.
Nuevos destinos en el radar de los Erasmus
La búsqueda de alternativas más sostenibles ha llevado a un redescubrimiento de destinos que, aunque menos mediáticos, ofrecen condiciones mucho más favorables para los estudiantes. En el caso de España, ciudades como Granada, Sevilla o Bilbao están ganando terreno frente a las tradicionalmente más demandadas como Madrid y Barcelona.
Estas ciudades no solo presentan alquileres más bajos, sino que también cuentan con universidades reconocidas, buena calidad de vida y un ambiente estudiantil activo. A nivel europeo, los jóvenes españoles están priorizando países como Italia y Portugal. Roma, Lisboa, Oporto y Coimbra se han convertido en algunas de las ciudades con mayor número de reservas, gracias a su equilibrio entre costes y calidad de vida.
Una brecha entre ayuda económica y realidad
La diferencia entre la ayuda económica proporcionada por el programa y los precios reales de la vivienda se ha vuelto insostenible para muchos. Esto obliga a los estudiantes a buscar soluciones creativas: trabajar durante su estancia, pedir apoyo económico a sus familias o incluso reducir el tiempo previsto de su movilidad académica.

Además, el riesgo de quedarse sin alojamiento por falta de previsión es alto. Las recomendaciones de los expertos son claras: planificar con antelación, usar plataformas seguras y verificar cuidadosamente cada oferta. Esto no solo evita sorpresas desagradables, sino que también permite acceder a mejores condiciones antes de que la demanda colapse el mercado.
El futuro de la movilidad académica en entredicho
La situación actual plantea un reto serio para las autoridades europeas. Si el coste de vivir en el extranjero continúa superando las ayudas disponibles, la movilidad académica se verá restringida a quienes puedan contar con recursos adicionales. Y esto contradice uno de los principios fundamentales del programa Erasmus: la igualdad de oportunidades.
Por esta razón, varios sectores piden revisar las políticas actuales de asignación de becas y fomentar la creación de redes de alojamiento accesibles para estudiantes internacionales. Además, se hace cada vez más necesario que las instituciones educativas y las administraciones locales se involucren activamente en la oferta de soluciones habitacionales.

Una decisión que va más allá del aula
La elección del destino Erasmus ha dejado de ser una cuestión meramente académica. Hoy, los estudiantes deben hacer cálculos, investigar a fondo y, en muchos casos, renunciar a sus primeras opciones por razones económicas. Frente a este panorama, las ciudades que logren ofrecer una buena experiencia educativa, combinada con una oferta de vivienda justa y variada, serán las grandes ganadoras en los próximos años.
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Tomado de: Infobae